Cuando emprendas tu viaje hacía Itaca, debes rogar que el camino sea largo…
Todos corren, nadie pregunta cómo, el objetivo se limita a la idea en si misma, dejando de lado el proceso y los logros del camino. El grupo teatral Itaca, quiere reinvidicar el camino, disfrutarlo, caerse, levantarse e ir hacía ese punto que nos sirve de excusa para andar: el teatro.
Los tiempos cambiaron, diversos hechos como la aparición de la Internet y el mundo globalizado, nos obligan a seguir su ritmo: el ritmo de una máquina. Encajar el tiempo del hombre con el tiempo del robot. Todo está a un clic de distancia y la presión del éxito capitalista nos envuelve casi sin darnos cuenta. Aquí nos tenemos, jugando a la maquinita del tiempo, con los correos electrónicos y buscando la comodidad. ¿Para qué vamos tan rápido? ¿Quién es el dueño del tiempo? ¿Quién ajusta nuestros relojes?
Itaca pretende ir, así de simple y bonito. Armar las sendas con cada uno de nuestros pasos, detener un momento el reloj que grita disfrazado de quienes han clasificado el éxito como una meta. Nosotros queremos sobrevalorar el camino más que el destino. Nadie mejor que Kavafis para decirlo
